La historia de los manómetros
Desde que fue patentado por Eugene Bourdon en 1849, el manómetro de tubo de Bourdon ha jugado un papel crucial en los sistemas de presión mecánica.
Aunque los componentes básicos se han mantenido igual (tubo de bourdon, casquillo, movimiento e indicación), los cambios sutiles en el diseño del manómetro de tubo de bourdon le han permitido evolucionar con los requisitos cambiantes de la industria.
La función principal de un manómetro de tubo de Bourdon es proporcionar una indicación local de cómo está funcionando un proceso. Al verificar la medición del medidor de presión, los operadores o el personal de mantenimiento pueden determinar rápidamente si el equipo está funcionando con una eficiencia óptima.
Una caída de presión es una indicación de fuga en el sistema, mientras que un pico de presión puede indicar un bloqueo en el sistema, posiblemente en un filtro o válvula. Si bien hay muchas otras formas en que se pueden identificar estos problemas, un manómetro generalmente proporciona la primera indicación de un problema. El valor del medidor proviene de su capacidad de mostrar cambios en la presión del sistema, lo que permite a los técnicos, ingenieros y operadores decidir si hay un problema. Luego, se puede programar una para de planta para el mantenimiento preventivo en lugar de tener una parada no planificada y una reparación costosa después de una falla.
Los primeros medidores de presión fueron esenciales en muchas aplicaciones, pero su efectividad se vio afectada cuando se presentaron vibraciones en el sistema (sacudidas de la maquinaria) o pulsaciones (picos de presión continuos de los medios). Las vibraciones y pulsaciones hacen que la aguja del manómetro se esté moviendo constantemente. Esto hace que sea imposible tener una lectura precisa de la presión del sistema, anulando la efectividad del manómetro. El aumento del ciclo del movimiento del medidor provoca un desgaste prematuro, que con frecuencia requiere el reemplazo del medidor.