La empaquetadura de cordón es una técnica de sellado ampliamente utilizada en la industria para evitar fugas o filtraciones en sistemas de tuberías y equipos mecánicos. Su historia se remonta al desarrollo de la industria en el siglo XIX.
En aquel entonces, el sellado de tuberías y equipos se realizaba principalmente a través del uso de grapas o metales comprimidos. Sin embargo, estas técnicas presentaban limitaciones, ya que no eran efectivas para sellar superficies irregulares o de materiales no metálicos.
En la década de 1840, se comenzaron a desarrollar técnicas alternativas de sellado, y fue en ese momento cuando se introdujo la empaquetadura de cordón. Esta consiste en utilizar un cordón de material flexible, como algodón, asbesto o fibra de vidrio, que se introduce en las uniones de tuberías o entre las partes móviles de los equipos. Al comprimir este cordón, se crea un sello hermético que evita filtraciones.
Con el desarrollo de la industria química y petrolera a finales del siglo XIX, la demanda de empaquetaduras de cordón creció significativamente. Sin embargo, el uso del asbesto en la fabricación de empaquetaduras comenzó a ser cuestionado debido a sus efectos perjudiciales para la salud. Esto llevó a la búsqueda de materiales alternativos más seguros.
En la actualidad, existen una amplia variedad de materiales utilizados en la fabricación de empaquetaduras de cordón, como PTFE, grafito expandido, fibra de carbono, entre otros. Estos materiales son más efectivos y seguros, y se adaptan a las diferentes necesidades de sellado en la industria.
En resumen, la historia de la empaquetadura de cordón se remonta al desarrollo de la industria a principios del siglo XIX. A lo largo de los años, esta técnica ha evolucionado y se ha adaptado a las necesidades de sellado de la industria, utilizando materiales más seguros y efectivos.